En la actualidad son los jóvenes con discapacidad los más afectados por el desempleo. Según el informe “Millenials con discapacidad, motor de futuro” elaborado por Fundación Adecco y JYSK, un 68% de los menores de 25 años con diversidad funcional está desempleado, frente al 46% de la población general. Además, dentro de este sector la tasa de paro de larga duración afecta más a las mujeres.
Algunas de las causas que justifican estos datos son:
El nivel formativo
Es una de las principales causas de desempleo ya que el 64,3% de los jóvenes con discapacidad sin trabajo no ha superado la ESO.
El acceso a la universidad para este colectivo es hoy en día un gran reto. Tan solo el 1,3% del total del alumnado universitario son personas con discapacidad. Las barreras arquitectónicas o la falta de personal que atienda sus necesidades específicas son algunos de los problemas con los que se encuentran en sus facultades, es por ello que muchos al final deciden estudiar a distancia.
En 2013 nació una iniciativa pionera en España llamada Proyecto Unidos. Esta idea se basa en que voluntarios de las distintas empresas que colaboran (los mentores) tutorizan a uno de los alumnos con discapacidad de las Universidades comprometidas con el programa.
Los prejuicios
Es común que por falta de información las empresas no vean la contratación de personas con discapacidad como una ventaja para la compañía.
A esto se une la sobreprotección familiar y el desconocimiento de los jóvenes a la hora de buscar trabajo, autoimponiéndose en muchas ocasiones falsos límites.